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OTRA MENTIRA QUE SE LE CAE A PEÑAROL

Todos los años, en la fecha del 9 de octubre, vemos cómo desde el tradicional rival celebran un clásico ganado en el que se llegó a límites extremos de ayuda arbitral y hechos antideportivos. ¿De verdad sienten orgullo por eso? Aquí vamos a contar la verdad.

Por «El Justiciero»

El clásico disputado entre Nacional y Peñarol, el 9 de octubre de 1949, por la primera rueda del Campeonato Uruguayo, pasó tristemente a la historia como uno de los más bochornosos a nivel referil, con un arbitraje totalmente bochornoso del árbitro Horacio Bochetti que desvirtuó el partido y provocó que en forma de protesta, el Decano no se presentara a jugar el segundo tiempo, en un hecho que en la época era bastante común, cuando un equipo estaba realmente disconforme con la actuación del árbitro.

De hecho, era tal el grado de corrupción que existía en el fútbol en ese momento, que Nacional no fue el único equipo que a modo de protesta decidió no continuar jugando ante nuestro tradicional adversario. También lo hicieron otros equipos durante ese mismo año. Así consta en el libro «MARACANÁ, LA HISTORIA SECRETA», escrito por el historiador Atilio Garrido, quien luego y recientemente ha escrito libros sobre la historia de Peñarol. Expresa en la página 78 que la de 1949 fue «una temporada polémica que se caracterizaría por el retiro de varios equipos de la cancha, dejando inconclusos los partidos».

El primer caso ocurrió el 4 de junio de ese mismo año ’49, por el Campeonato Competencia, torneo oficial que se disputaba todos los años en aquel tiempo, antes de comenzar el Uruguayo. Ese día jugaban Peñarol y Liverpool. Expresa Garrido en su libro lo siguiente: «Peñarol se puso en ventaja con dos goles de penal anotados por Míguez. Ambos fueron discutidos por los jugadores de Liverpool, además de la expulsión del fuerte back izquierdo Walter Holdoway a los 27′. Como consecuencia de estas incidencias, ‘al término del primer tiempo había gran efervescencia en los vestuarios de Liverpool. El propio presidente Sr. Negro era partidario de retirar el team de la cancha, pero posteriormente y ahondadas las deliberaciones de los directivs, se resolvió continuar jugando el partido, en consideración al público, según nos manifestaron. Liverpool entiende que como no le corresponde derecho a protestar, esa sería la maner viable de expresar su disconformidad con el arbitraje’«. La crónica está extraída de la edición de «El Diario» del 5/6/1949.

El siguiente partido que no terminó, es el clásico que tristemente es recordado hasta hoy. Ese día, Peñarol se había puesto en ventaja 1 a 0 con gol legítimo marcado por Ghiggia, hasta que en el minuto 39 ocurrieron los sucesos que desnaturalizaron el partido. En la página 82 del libro de Garrido se expresa lo siguiente: «Peñarol insistió en la ofensiva concretando un ataque llevado por Míguez hasta el área penal de Nacional. Lo enfrentó Tejera quien salió a marcarlo ‘en forma recia pero que no tuvo, a nuestro entender, la brusquedad o la mala intención necesaria como para justificar que se otorgara la pena máxima, como indicó el juez, ante esa incidencia’«, según recoge el historiador de la edición de «El Diario» del 9/10/1949.

Las protestas fueron tales que el jugador tricolor Walter Gómez, le aplicó un puntapié y luego se tomó a golpes de puño con el árbitro Bochetti (como aparece en la foto inicial de esta nota), lo cual determinó su expulsión y posteriormente su suspensión por un año, lo que lo dejaba afuera de la selección uruguaya en la Copa del Mundo de 1950, de la cual era un titular indiscutido por sus notables condiciones. Evidentemente, Gómez tuvo que haber observado claramente las jugadas, y lo perjudicado que estaba siendo Nacional, como para tener una reacción de tal calibre. En dichas protestas también fue expulsado el zaguero Eusebio Tejera, por lo que el Decano debía afrontar el segundo tiempo con 9 hombres. Los dirigentes de Nacional decidieron tomar la misma medida que habían querido tomar los de Liverpool unos meses antes debido a lo favorecido que era Peñarol por los jueces.

Fue tan bochornosa la actuación de Bochetti que recibió todo tipo de críticas de parte de la prensa, y lo que es peor, NO VOLVIÓ A ARBITRAR MÁS EN EL FÚTBOL URUGUAYO.

A esto debemos agregar, el testimonio del recientemente fallecido Juan Ricardo Faccio, exentrenador de Nacional, a su vez hijo de Ricardo Faccio, quien también fue entrenador y jugador del Decano en los años ’30 y ’40. Faccio (h) dijo lo siguiente el día 23 de noviembre de 2018 en el programa televisivo «Sin Límite» de VTV: «el juez Bochetti ya había echado a dos de Nacional y les dijo: ‘hoy batimos el récord de goles con ustedes’. Por eso los jugadores dijeron ‘así no se juega más’. Yo estaba en el vestuario en el entretiempo». Bochetti hacía referencia a la mayor goleada clásica de la historia (6 a 0), ocurrida 8 años antes de estos hechos, en 1941.

No conforme con esto, solo una semana después, el sábado 15 de octubre de 1949, otra vez Peñarol gozaría de ayuda arbitral para empatar 2 a 2 ante Rampla Juniors, en lo que fue, según Garrido, «uno de los partidos más polémicos como tantos otros que disputaron los aurinegros en esa temporada. Los rojiverdes cuestionaron el penal cobrado por el juez a poco de iniciarse el partido».

La catarata de ayudas a Peñarol continúo el 30 de octubre de 1949. Otra vez Liverpool sería el perjudicado. El equipo negriazul se retiró de la cancha a los 70′ cuando perdía 2 a 0 ante el aurinegro. Cuenta Garrido (pág. 88) que «a los 10′ abrió la cuenta Ghiggia en posición dudosa lo que originó el reclamo de los jugadores de Liverpool por offside. A los 19′ aumentó Míguez. En la media hora el juez expulsó a Holdoway. ‘Con motivo de un foul que el juez cobró a Quiroga contra Davoine, Holdoway le protestó al árbitro y es de suponer que lo habrá hecho en términos incorrectos ya que se ordenó su retiro del field’«, según recoge Garrido de «El Diario» (30/10/1949). El partido continuó hasta que en el segundo tiempo los futbolistas de Liverpool decidieron retirarse en lo que Garrido calificó como «otro escándalo en el ya muy polémico Campeonato Uruguayo».

El 17 de diciembre se disputó el segundo clásico por el Uruguayo. Otra vez Peñarol fue favorecido por los árbitros. Cuenta Garrido (pág. 92) que «transcurrían 61′ de juego con el tanteador igualado en dos tantos. Bibiano Zapirain con golpe de cabeza convirtió el tercer gol que ponía en ventaja a Nacional. El árbitro Marino lo anuló, actitud que generó una gran reacción de los jugadores protestando ante el juez». El Decano terminó perdiendo 4 a 3.

El 22 de diciembre se cerraría este año negro para el fútbol uruguayo con una nueva ayuda a Peñarol y un nuevo retiro de un rival, esta vez Rampla Juniors. Expresa Garrido (pág. 92) que «la Copa Uruguaya reservaba el último acto polémico en la fecha final del certamen. El jueves 22 Peñarol enfrentó al invicto Rampla Jrs. A los 27′, el back derecho aurinegro, el paraguayo Hugo, cometió una grave falta al centrodelantero rojiverde y goleador del equipo, Manuel Loza, quien se retiró del campo con fractura de peroné. Sus compañeros reclamaron al juez Vigorito. Las protestas continuaron en el túnel, al finalizar el primer tiempo. En esa instancia, el juez expulsó a Felipe Carrizo, zaguero de los rojiverdes. Reiniciado el juego con dos hombres menos en Rampla Jr. -recordar que los cambios no se permitían- en el minuto 57′ se sancionó penal contra Schiaffino que Hohberg convirtió. Ante nuevas protestas por la incidencia, Techera fue expulsado por insultar al juez Vigorito. Dos minutos más tarde Vidal señaló el tercer gol y, acto seguido, Ubire Durán y Sabatel se mostraron lesionados, retirándose del campo. Al quedar Rampla integrado con solo seis hombres, el árbitro terminó el partido».

En definitiva se cerró el Campeonato Uruguayo con el saldo de tres rivales que terminaron antes su partido contra Peñarol: Liverpool, Nacional y Rampla Juniors, además de otro partido ante Liverpool donde los dirigentes habían decidido también retirarse y luego dieron marcha atrás en la medida. ¿Esto es casualidad? Veamos por qué NO.

El entrenador de los aurinegros en esa temporada era el húngaro Emérico Hirschl. Quien además de encargarse de la parte técnica y física de sus equipos, le agregaba algunos «aditivos extra» que lo ayudaban a lograr sus objetivos.

Así lo reconoció el célebre arquero de Peñarol, Roque Gastón Máspoli, quien integraba aquel plantel, en una charla con Garrido ocurrida el 21 de marzo de 1980, según cuenta el historiador en la página 90 del libro antes mencionado. «El húngaro le hablaba a los jugadores de los rivales que iba a enfrentar Peñarol. Especialmente a los defensores. Les decía que al año siguiente los quería tener en Peñarol. Así, los conversados, aflojaban cuando jugaban ante el cuadro del húngaro».

Además, el autor Garrido agrega lo siguiente: «‘acomoda a los rivales, compra a los jueces…’ fue la afirmación que ganó la calle y se magnificó en cada rueda de boliche». Y evidentemente había elementos de sobra para pensar de esa forma.

Querer disfrazar esto como una simple «fuga» de un equipo que dejó la cancha por temor a ser goleado, es ridículo.

Además, si hablamos de «fugas», la primera la protagonizó el CURCC, cuando el 28 de julio de 1912, por el Campeonato Uruguayo, y jugando como local en Villa Peñarol, abandonó el campo de juego al minuto 83 cuando perdía 3 a 0. Cuando les conviene, se suman -obviamente sin argumentos sólidos que lo avalen- la historia del CURCC, pero en este tipo de casos, prefieren «hacer la vista gorda» e ignorar estos hechos.

El propio Peñarol, poco antes de los hechos que relatábamos previamente en esta nota, también protagonizó una «fuga», en el año 1948, en un partido de reserva ante Defensor. «Peñarol aduce que un penal que hizo un  zaguero Barreiro no había sido. Iba ganando Defensor con ese gol de penal. El presidente de Peñarol, Dante Turturiello reclamó ante los integrantes del Colegio de árbitros que estaba en el palco y les dijo: “Yo retiro el equipo si no cambian el juez”. Fue lo que sucedió, no se presentó», contó Hernán Navascués en un reportaje para Decano.com en julio de 2011.

Lamentablemente vemos hoy que se hace apología y se celebra como algo positivo en la historia de un club, incluso con camisetas conmemorativas, estos hechos como los de 1949, teñidos totalmente de corrupción, y falta de deportividad. Hechos que deberían recibir el total repudio de todo el ambiente deportivo. Triste que una institución, en este caso el Club Atlético Peñarol, decida recorrer ese camino, justo en un momento donde este tipo de acciones deberían ser condenadas para no seguir generando aún más violencia a la ya existente en el fútbol uruguayo.

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