Ayer se conoció la noticia de la aprobación en Directiva del plan de obras para el crecimiento del Gran Parque Central. Noticia que nos invade de emoción a todos los nacionalófilos, porque solo nosotros sabemos lo que se siente, porque solamente el hincha de Nacional se puede jactar de tener un estadio mundialista de más de un siglo y saber lo que se siente verlo crecer y embellecerse como lo ha hecho estos años a costas de sus socios e hinchas que han puesto peso por peso y el lomo para tener hoy el mejor Estadio del país.
No hay otro Club en la historia que lo haya logrado y eso duele. En el Uruguay lamentablemente funciona así, el que llega a pulmón a disfrutar de sus logros parece haber cometido un pecado. La envidia que despierta en el otro es directamente proporcional a la velocidad con la que se reproduce cualquier rumor que arruine la reputación del exitoso. Ayer se conocía la noticia, y ni lerdos ni perezosos, ya hoy martes en el correr del día comenzaron a salir distintas voces del ámbito del fútbol, y algún medio de comunicación, a referirse al GPC como “un gallinero”, “caja de zapatos” y otras ofensas. La verdad que no sorprende, se opera con la misma impunidad que se tiene para manejarse en un montón de otros asuntos que tapan nuestro fútbol con un manto de sospecha permanente donde el acusado siempre es el mismo.
La mediocridad parte de los mismos dirigentes de los otros clubes que lejos de realizar su autocrítica sobre los escenarios que presentan, que dejan demasiado que desear, para llevar adelante un espectáculo y ni que hablar de otros que por ahí no se los escucha porque ni si quiera tienen cancha, quizás porque hacen lo que se les antoja en las canchas de los demás y no reciben sanciones serias.
El Parque de todos seguirá creciendo, le duela al periodismo secretamente parcializado, les duela a los demás clubes y le duela al que le duela. Sobre los hombros de sus socios e hinchas recaen las obras, no hay padrinos, no hay préstamos, es genuino de su gente.
La emoción que nace al saber que se acerca la cita en el GPC cualquier día de partido es indescriptible. La sensación de llegar a casa, al hogar, cuando uno comienza a subir las escaleras que conducen a las tribunas no la puede sentir nadie más. Quizás eso molesta, y bajo esa circunstancia le podemos dar todos los palcos al visitante que siempre van a estar molestos, porque la molestia se alimenta de envidia y hasta que no gasten sus energías en ver cómo pueden lograr lo que Nacional logró hacer del Parque van a seguir así.
Si no quieren, que no vengan…
Menchi (integrante de la mesa de opinión en nuestro programa)
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