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Tuna021EOBruno el «Tuna» Fornaroli volvió al gol con la camiseta de Nacional, el goleador está intacto, el nueve del bolso fue elegido por el equipo de Pasión Tricolor como el jugador IBERPARK del encuentro frente al Tanque. Compartimos una linda nota que nuestro comentarista Julio Cifuentes escribió en el diario La República:

 

 

El audio con la nota al «Tuna» luego del partido

EMOTIVO. EL SALTEÑO VOLVIO AL GOL

E INMEDIATAMENTE SE ACORDO DE «UN HERMANO QUE PERDIÓ»

Fue una noche especial para Bruno Fornaroli, que debió rendir examen nuevamente ante propios y extraños en una nueva función, distinta a la que lo lanzó a la fama como goleador tricolor. El técnico le dio confianza entregándole el brazalete de capitán y «El Tuna» respondió con creces.

El goleador salteño viene de pasar tiempos difíciles. Aquella meteórica carrera que lo llevó de un solo tranco al estrellato en muy pocos meses, había quedado casi estancada cuando dejó Nacional para poner proa rumbo a Europa, algo que pocos imaginaban.

Poco quedaba de aquel comienzo fulminante, de aquella semana de locura de mediados de agosto en 2007, que «El Tuna» comenzó con una charla con el gerente deportivo de Nacional Daniel Enríquez, que le ofrecía en nombre del club la posibilidad de pasar a otro equipo porque ese semestre casi no iba a tener posibilidades de jugar en el primer equipo. «Yo no me voy de Nacional sin jugar», dijo aquel porfiado «botija» que todavía no llegaba a los veinte años.

Se quedó en los tricolores y fue enviado a entrenar con la Tercera División, y él mismo cuenta que «fuimos a jugar un amistoso en Canelones, y como había llovido mucho y estaba todo inundado, en vez de la cancha donde debíamos jugar nos fuimos a otro lado, y nos cambiamos ahí, en un campo, entre medio de las vacas prácticamente.»

Muchos hubieran agachado la cabeza y sucumbido en el desánimo. «El Tuna» duplicó la apuesta, porque en pocas horas recibió la noticia de que el técnico Daniel Carreño había pedido que se presentara en Los Céspedes para entrenar con el equipo de Primera. El juvenil no tenía lugar en el equipo de Primera, que había recibido el concurso del «Chengue» Morales pero no podía jugar en el partido debut porque había llegado a Montevideo el día antes, también había incorporado al paraguayo Derlis Florentín (el martes se cumplió un año de su desaparición física) que no estaba en forma todavía, y a último momento quedó afuera también el argentino Juan Pablo Pereira, al que no le llegó el consentimiento habilitante.

Las ausencias determinaron que Bruno compartiera el ataque con Martín Cauteruccio y como suplente quedase el colombiano Oscar Velazco, que luego ingresó unos minutos. El salteño convirtió el único gol de su equipo y comenzó esa tarde cubierta de neblina del 19 de agosto una historia cuyos siguientes capítulos son conocidos, convirtiendo un gol tras otro hasta convertirse en ídolo albo.

Después de varias idas y venidas para conseguir su pasaporte comunitario, finalmente fue transferido a Sampdoria en una cifra récord hasta el momento, que debió ser el trampolín hacia la consagración definitiva pero se convirtió en el inicio de un ciclo oscuro para el delantero. Jugó poco en el equipo genovés, aisladamente en San Lorenzo donde llegó a préstamo y de a ratos en el fútbol español, repitiendo las apariciones espaciadas en su segundo período en Italia. Finalmente volvió a Nacional, apareció en algunos encuentros pero tuvo el arco cerrado, hasta que se convirtió en la principal atracción del juego ante El Tanque cuando el entrenador lo eligió para jugar como enlace ante la ausencia de Flores y de Gallardo.

Carrasco estuvo brillante en entregarle el brazalete de capitán para que la responsabilidad se convirtiera en confianza. Iban veintitrés minutos del primer tiempo cuando el número nueve apenas se había encontrado con la pelota dos o tres veces: primero habilitó a Porta por izquierda a espaldas del lateral, luego cruzó precisamente para Viudez por derecha, y se tiró contra ese sector para generar una falta cerca de Góngora, hasta que vio acercarse la pelota cuando estaba de espaldas al arco, y cuando nadie lo esperaba sacó una bolea alta de derecha contra el palo que terminó en el fondo de la red.

Enseguida comenzó una loca carrera queriendo abrazarse con todos, pero fue a buscar especialmente la bandera que luce la cara del malogrado Diego Rodríguez para besarla de una forma singular.

Luego llegó otro tanto de penal y el merecido festejo para Bruno Fornaroli, quien tras el partido dijo estar «Muy contento por la victoria, que trae tranquilidad para todos, para mí, para el hincha y sobre todo para mi familia que es la que me banca en los momentos difíciles cuando a veces las cosas no salen… Muy contento porque es un alivio para todos».

Nueve y medio

El salteño salió con la camiseta número nueve a la cancha a «jugar de diez», y por momentos apareció como un «nueve y medio» convirtiéndose en el cuarto delantero del equipo, cumpliendo una destacada tarea en la posición que le encomendó Carrasco: «me sentí muy cómodo, después del primer gol creo que me entré a soltar un poco más, tenerla un poquito más, y bueno, creo que terminé haciendo un buen partido… así que me voy conforme y contento».

Dentro del campo dijo a través de los micrófonos de Pasión Tricolor (1090 AM) que varias veces mantuvo conversaciones con sus compañeros para que éstos le dieran alguna referencia sobre su «nueva» ubicación: «sobre todo con Facundo (Píriz), con el Pichón, que me hablaban de atrás para acomodarme… Lo de adelante ya lo teníamos bien entrenado en la semana, así se hace fácil, porque Juan se ocupó de mí bastante y eso me dio mucha tranquilidad.

Por ahí terminé haciendo un buen partido y lo más importante es que nos metimos en la punta».

Consultado respecto a lo que sintió en el momento del gol, el mayor de tres hermanos varones ­uno de ellos juega en las formativas tricolores también­ dijo que «fue «increíble, son pocas las cosas que se pueden decir de ese momento porque no… no tenés como describirlo, porque era un gol que lo estaba esperando hace mucho. Me acordé mucho de mi gran amigo que hoy ya no está, que es «El Oreja», y bueno, también un poco para él, porque a veces uno cuando juega yo creo que hay personas que están con vos y yo creo que hoy «El Orejita» jugó conmigo.»

Por eso fui derecho a la bandera en que está él, a darle un beso… para dedicárselo a él, a su familia, que para mí es un hermano que perdí y siempre está conmigo».

Finalmente, sobre lo que se viene para los tricolores quiso dejar a los hinchas un solo mensaje: «al hincha agradecimiento… agradecimiento porque aún siendo martes, martes a la noche, igual está presente; nos alentó como nos está alentando siempre. Que siga presente que nosotros vamos a seguir tratando de hacer lo nuestro y poner a Nacional lo más alto posible».

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