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Cuando el árbitro Oliveira pitó la falta al borde del área un murmullo especial comenzó a recorrer las tribunas del Centenario. Daba la sensación de que Nacional tenía la clasificación al alcance de la mano, o mejor dicho, al alcance de un pie izquierdo.Nadie imaginó otra diablura del “Chino”, que volvió a hacer algo reservado para los elegidos. Ahí se terminó el partido. 

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Cuando el árbitro Oliveira pitó la falta al borde del área un murmullo especial comenzó a recorrer las tribunas del Centenario. Daba la sensación de que Nacional tenía la clasificación al alcance de la mano, o mejor dicho, al alcance de un pie izquierdo.Nadie imaginó otra diablura del “Chino”, que volvió a hacer algo reservado para los elegidos. Ahí se terminó el partido. 

Cuando el árbitro Oliveira pitó la falta al borde del área un murmullo especial comenzó a recorrer las tribunas del Centenario. Daba la sensación de que Nacional tenía la clasificación al alcance de la mano, o mejor dicho, al alcance de un pie izquierdo

Por Julio Cifuentes

Corrieron unos segundos y el murmullo se convirtió en silencio, preparando el grito mágico. Cuando la pelota quedó quieta en el césped casi encima de la línea, con Recoba a un par de pasos, todos sabíamos que era gol: las apuestas se dividieron sobre el palo que elegiría, el izquierdo descubierto o el derecho custodiado por el porteroNadie imaginó otra diablura del “Chino”, que volvió a hacer algo reservado para los elegidos. Ahí se terminó el partido. 

Tras cuarenta y cinco minutos en los que Nacional logró nivelar la serie, los últimos cinco le bastaron para conseguir una diferencia que le permitió sortear la tanda de penales y avanzar directamente a la siguiente fase de la Copa Sudamericana.

La holgada ventaja final permite suponer un dominio tricolor de principio a fin, pero es justo señalar que el encuentro tuvo pasajes complicados. Cuando Nacional hizo lo que tenía que hacer –salir a atacar- ratificó la debilidad de la defensa chilena y consiguió mandar el balón al fondo de la red; en el aluvión inicial llegó el primero con cabezazo de Rolín, antes del descanso el preciso zurdazo de Bueno y en la embestida final lagenialidad del “Chino” y el golpe de gracia de Vecino.

Gonzalo Bueno fue el mejor exponente del ataque albo, muy bien habilitado por Calzada en los primeros minutos y luego por Recoba, Medina luchó cada pelota como si fuera la última, y en orden de méritos vale destacar también la presencia de Píriz en el medio y la solvencia de Rolín, una muralla en el fondo.

Pese a la goleada, hubo momentos complicados para el equipo dirigido por “El Chavo” Díaz, porque el conjunto rival se quedó con la mitad del campo e hizo que Nacional se retrasara demasiado, obligando a varias tapadas notables de Jorge Bava –la mayoría en el segundo tiempo- que además contó con la complicidad de uno de los caños cuando faltaba poco para el final.

Los rivales estuvieron cerca de un descuento que pudo complicarnos demasiado en momentos que solo apelamos a salir de contragolpe, pero encontraron a nuestro arquero en noche inspirada una vez más.

La mayor conclusión que podemos sacar de esta primera fase es la necesidad de que Nacional plantee estos encuentros siendo fiel a su historia, saliendo a buscar el triunfo y a jugar sobre el área rival. Asumir posturas conservadoras como en el encuentro de ida o replegar demasiado las líneas como ocurrió por momentos ayer, ante rivales más destacados puede traernos varios dolores de cabeza.

Ahora esperamos por la definición de la llave entre Liga de Loja y Deportivo Monagas, con la tranquilidad de saber que tenemos jugadores capaces de llevarnos a las próximas fases, y que si logran conjuntarse para encontrar un mejor rendimiento colectivo, están capacitados para seguir dándonos alegrías.

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