Durante una buena parte del partido, sobre todo la primera media hora, Wanderers manejó la pelota en campo tricolor mientras Nacional se refugió intentando cortarle los caminos para avanzar. Algo parecido había ocurrido hace una semana en Maldonado, cuando los jugadores de Atenas, sobre todo sus volantes, tuvieron mucho más la pelota en sus pies que sus colegas de Nacional. En ambas ocasiones, el equipo de Alvaro Gutiérrez resignó en parte la tenencia del balón, se abroqueló en campo propio y “sufrió” el partido en cierta forma, aunque las chances de gol de los rivales fueron escasas, esporádicas y poco peligrosas. Y aunque jugó “mal”, o al menos no lo hizo de la manera que nos gusta a los hinchas, no solamente ganó el partido, se quedó con los tres puntos, sino que tampoco recibió goles.
Contradiciendo aquella frase de que “no hay mejor defensa que un buen ataque”, este Nacional 2014 apuesta a ser punzante ofensivamente pero también basa su accionar en la tarea defensiva, en la que ha sobresalido la labor de los hombres del medio, Gonzalo Porras, Diego Arismendi y Santiago Romero, la firmeza que han tenido en el centro de la zaga Rafa García y Diego Polenta (también “El Pepe” Aja cuando le tocó), las intervenciones espectaculares de Gustavo Munúa, sin olvidar también que tanto Juan Manuel Díaz como “Pacha” Espino aportaron buena marca para cerrar el sector izquierdo, y que “El Colo” Romero –en su versión lateral- disimuló de manera impecable la ausencia de Jorge Fucile. Sin embargo, aún reconociendo a Polenta y a Porras, dos de las caras nuevas- como líderes en ese proceso de consolidación de la defensa, hay que reconocer el aporte para ellos también de Iván Alonso y de quienes juegan detrás de él, Seba Fernández, Carlos De Pena, Gastón Pereiro y sobre todo de Leandro Barcia, que en los partidos que disputó resignó protagonismo personal en beneficio del trabajo de equipo.
El accionar colectivo, en este caso el defensivo, es una de las virtudes que he destacado en el trabajo de Alvaro Gutiérrez desde hace tiempo (desde los primeros partidos de la pretemporada incluso), aún corriendo el riesgo de quedar en incómoda situación después de las caídas en los juegos de La Coruña y ante El Tanque, donde fracasamos en ese sector del equipo tan importante a la hora de conseguir resultados.
El paso de los partidos (y en juegos ante rivales complicados) ha ido dando la razón para seguir confiando en la labor de un equipo que bajo la conducción de un entrenador muy inteligente, prioriza la solidez, el sacrificio, la solidaridad, la personalidad y una actitud destacable para luchar mancomunadamente en pos del objetivo fijado.
Desde que asumió Alvaro, en varias ocasiones he visto a varios jugadores perseguir muchos metros a un rival para –aunque sea- incomodarlo en su avance, en algunos casos al borde de sus posibilidades físicas. Esto demuestra compromiso, convicción de los jugadores en la propuesta, y algo difícil de lograr en muchos casos: el acierto en la forma en que el técnico transmite sus ideas a los futbolistas para que “prendan” en ellos. Así estamos en este Apertura.
Con técnicos y jugadores empujando todos hacia el mismo lado. Y junto a ellos vamos todos nosotros.
Julio Cifuentes