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pooderNacional es Uruguay, a lo largo de la historia ha quedado marcado a fuego con hechos más que elocuentes. Desde tomar la representación de Uruguay consiguiendo en 1903 el primer triunfo internacional de la selección Uruguaya o en 1924 cuando los del 13 estaban expulsados de la AUF y el directivo de Nacional Atilio Narancio hipotecó su casa para llevar a la celeste a los juegos Olímpicos de Colombes, donde con la base de jugadores tricolores Uruguay se coronaba por primera vez campeón Olímpico (Mundial) y allí inventara lo que hoy denominamos la vuelta olímpica. Y si hablamos del primer mundial en la historia del fútbol que se disputara en nuestro País en 1930, tenemos que hablar y darle las gracias a  la iniciativa de dos dirigentes de Nacional, como Roberto Espil y José Usera Bermúdez.

Por Javier Moreira

Hay muchas cosas que solo puede decir el Club Nacional de Football y nadie más en referencia a la selección, por ejemplo que siempre que Uruguay se coronó campeón Olímpico, de América o Mundial, siempre hubo al menos un jugador de Nacional con la celeste.También Nacional puede decir a viva voz que nunca le negó los jugadores a la selección Uruguaya como sí hicieron otros.

Estos son algunos de los acontecimientos que han marcado la historia del Club Nacional de Football y de Uruguay y por algunos de estos hechos nos autodenominamos con razón el PADRE DEL FÚTBOL URUGUAYO.

La historia de Nacional y los hombres que hicieron grande a la historia del Club es intachable, la institución decana del fútbol Uruguayo desde su nacimiento peleó contra el sistema, contra los equipos ingleses elitistas que no dejaban jugar a los criollos, contra los equipos del poder, y no tengan dudas que así ha sido a lo largo de la historia. Nacional se hizo gigante siempre luchando contra el equipo del sistema y eso les molesta.

Hay  muchos hechos sospechosos que involucran al cuadro del sistema con el poder de turno, por ejemplo cuando en el año 1980 la dictadura militar le remodeló los Aromos al equipo del año 13, y en los tiempos que corren cuando vemos a Juan Pedro Damiani integrando el comité de ética de la FIFA o a Marcos Carámbula Intendente de Canelones queriendo donarle a los del año 13  terrenos del estado que tienen un valor de más de 20 millones de dólares para que allí construyan el estadio que en 97 años de vida no pudieron tener.

A continuación queremos compartir una nota que realizó tiempo atrás  la revista argentina el Gráfico a los cineastas Sebastián Bednarik y Andrés Varela, creadores de la película Mundialito la otra cara. En la misma nos cuentan como el documental revisó la historia y puso al desnudo el entramado en el que convivieron los intereses de militares, dirigentes y empresarios, entre los que se econtraba el ex presidente del equipo del año 13 Washington Cataldi.

-¿Existen patrones comunes entre Argentina 78 y el Mundialito, a partir del uso que les dieron los gobiernos de facto?

-El Mundialito surgió como un negocio de mucho dinero, en el que estaban involucrados dirigentes como Washington Cataldi, íntimo amigo de Havelange, al que le consiguió votos en Africa; y hombre fuerte de la política, ya que no solo fue presidente de Peñarol durante muchos años, sino también diputado y miembro del gabinete de (el presidente constitucional uruguayo) Julio Sanguinetti. Se cumplían años y pintaba para negoción, así que se arregló casi en una charla de boliche entre dirigentes y empresarios en Suiza. Como factor decisivo para su realización, aparece el gobierno militar, que estaba a punto de someterse a un plebiscito popular y veía al torneo como un lugar para poder celebrar un triunfo electoral que ellos daban por sentado. De hecho, las comisiones creadas por la organización del torneo estaban integradas por dirigentes de clubes, pero también por marinos, que eran un poco la mano de obra del Gobierno. (Bednarik)

Washington Cataldi había demostrado su muñeca en los altos estrados
, consiguiendo la indispensable aprobación de FIFA y creyó tener todo controlado cuando selló pacto con Angelo Vulgaris, un griego empresario frigorífico al que se encontró en Madrid cuando este iba a vender carne a Ghana y le ofreció ser algo así como el productor comercial del Mundialito. Sin embargo, un día suena el teléfono. Del otro lado, Vulgaris bramaba su desesperación: no podía negociar los contratos de televisación y la gran idea, de pronto, parecía convertirse en un frágil anhelo.

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