Por ahí fue duro, por ahí estás o no de acuerdo con él, pero como en este espacio escuchamos jugadores, dirigentes y funcionarios, también los socios e hinchas pueden hacer uso del mismo para que el mensaje le llegue a los antes mencionados.
Cada hincha lo vive a su manera, lo demuestra a su manera, reflexiona y hace «catarsis» como le sale. A Nicolás López, socio desde el 01/09/86 ( tres días antes de nacer) número #10.880, le salió hacerlo escribiendo la siguiente reflexión.
RECIBIMOS Y PUBLICAMOS:
Empecemos de nuevo: «Desde hace tiempo veo como el fútbol se cae a pedazos, quizá desde que entiendo el fútbol como un negocio, desde ese maldito día en el que la realidad me explicó que esto es por plata. Pero yo nunca quise creerle, siempre guardo junto a mi colección de camisetas de Nacional un puñado de esperanza que desempolvo al inicio de cada torneo. Es que añoro los días en que ponerse la camiseta del bolsillo era lo mas importante para un jugador de fútbol. Lamentablemente por mi edad –salvo escasos ejemplos- nunca pude disfrutar de tal demostración de adhesión. ¿Qué pasó? ¿A caso el dinero importa mas que la gloria? ¿A caso la vergüenza pierde importancia junto a un coche último modelo? Está bien, entiendo que con gloria nadie se compra un apartamento en la rambla y que con vergüenza nadie conquista mujeres hermosas. Pero yo estoy hablando de otra cosa, la gloria, la frustración, la vergüenza, el orgullo, el amor, son intangibles. Y esa es la esencia de este juego, querer demostrarle al mundo que somos mejores, humillar deportivamente a nuestros rivales y aún en caso de ser superados dar muestras de rebeldía, tenerle pánico a la derrota y devoción al triunfo. Este año viene muy flojo en cuanto a resultados, pero mucho más floja es la actitud del equipo, cualquiera tiene más hambre que nosotros, cualquiera salta más alto o corre más rápido, cualquiera se tira al piso y arriesga las piernas antes que arriesgarse a salir de la cancha derrotado. No creo que todos sean mejores que nosotros pero aún en ese caso lo que no puedo permitir es la falta de vergüenza, la falta de respeto por nuestra camiseta, por esos hinchas que pusieron su vida en juego yendo a Rosario con tal de acompañarlos y que ustedes ignoraron por cambiar camisetas con los de NOB al final del partido. Que desilusión sentí esa noche. Se me cayeron las lágrimas de la bronca, al otro día fui y saqué la entrada para el siguiente partido….
…El domingo me junté con amigos, desde temprano me puse la camiseta esperando la hora de salir para la cancha. Finalmente llegamos al estadio, poco público pero el más fiel, el que más me gusta a mi. Sale Nacional, aplaudo, grito, canto, dejo todo… y otra vez lo mismo, me encuentro con un gatito de apartamento en vez de el león herido que esperaba ver, un equipo que no se da cuenta la deuda inmensa que tiene con su público, un equipo desganado, sin agresividad. Otra vez me vuelvo a casa triste, caliente, con impotencia. Mi ilusión sigue intacta así como nuestras chances de ganar cosas importantes este año. Todavía estamos a tiempo de cambiar la pisada pero para eso es fundamental cambiar la manera de plantarse en el campo de juego, y no estoy haciendo referencia a planteos tácticos, estoy hablando de actitud, de compromiso, de pasión por lo que uno hace. Sin más me despido esperando una respuesta dentro de la cancha, esperando que todo empiece de nuevo.»