El martes 13 de mayo, a las 19:30 horas en el Museo del Fútbol del estadio Centenario, el Decano homenajeó al primer hincha del fútbol mundial: el tricolor Don Miguel Prudencio Reyes.
Organizado por la Comisión de Historia y Estadística del Club Nacional de Football, se trató de un evento que contó con la presencia de importantes conferencistas como el historiador Jorge Mascena (integrante de la Comisión de Historia y Estadística de Nacional) y con dos periodistas invitados de medios reconocidos internacionalmente como Eduardo Barraza del portal pasionlibertadores.com y Pablo Aro Geraldez de la cadena ESPN.
En el hall del Museo se exhibieron interesantes fotos de Prudencio Reyes, incluso algunas posando con el equipo de la época. También se mostró el lugar donde el vivía y el lugar donde tenía la Talabartería en la que «hinchaba las pelotas» trabajando para Nacional. Una de las muestras que robó la atención fue la exhibición del Mate con la Bombilla que usaba Prudencio, objeto que permaneció durante las diferentes generaciones familiares y que en esta oportunidad fue prestado por Ernesto Reyes, su bisnieto, quien también se hizo presente en el evento.
Además se exhibió un poema escrito por Ricardo Forastiero, interprete de numerosas canciones reconocidas de Nacional, hacia el Primer Hincha. Fue una jornada repleta de emoción y de historia Nacional.
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Desde nuestro lugar queremos reconocer el gran trabajo que realizó la Comisión de Historia y Estadística para esta muestra, quienes una vez más enaltecen a Nacional haciendo valer su historia, una historia que gestó las raíces más importantes de nuestro fútbol y en este caso, dándole el nacimiento a la palabra «hincha» que hoy es referencia fundamental en la terminología futbolística a nivel mundial.
Por la Comisión de Historia y Estadística se hicieron presentes su presidentes Alejandro Coirolo, Ignacio Pou, Juan José Melos, Gonzalo Pérez, Daniel Ramos, Daniel Ordoñez, Daniel navascués, Hernán Navascues y Jorge Mascena, éste último encargado de llevar adelante la conferencia para las más de ciento cincuenta (150) personas que se hicieron presentes. Además como representante de la Directiva acudió al evento José López Rubio.
A continuación, compartimos la historia de Don Prudencio (más abajo, podrás descargar el folleto que se entregó en el Museo en formato .pdf).
EL PRIMER HINCHA
A principios del siglo XX, el ambiente en las canchas era un poco diferente a como lo conocemos hoy en día. Durante décadas, el fútbol rioplatense fue asunto de ingleses, el cual se practicaba con un clásico estilo anglosajón, más bien formal, que solían tener para los demás deportes importados de su tierra, como el rugby, el cricket, el hockey, el golf, el tenis o el polo.
El público que asistía a los encuentros mantenía cierta seriedad y una postura en general recatada, a excepción del momento de la anotación del gol, en donde las manifestaciones no pasaban de algunos aplausos o una exclamación de alegría o decepción.
Luis A. Sciutto, conocido en Montevideo por “Wing” y en Buenos Aires por “Diego Lucero” fue uno de los escritores que mejor supo mezclar el lenguaje “reo” con el “culto”. El mismo hacía una transcripción sobre “El Hincha”:
“Prudencio Miguelito Reyes, el gordo Reyes, un Fanático de los nacionales por afición, y talabartero de oficio, iba al Parque Central donde los muchachos le daban un lindo laburo: hinchar la pelota con que se tenían que jugar los partidos. Como era talabartero, gran dominio del cuero, y además tenía dos manos como dos marrones y unos dedos que parecían salames, el coso era poseedor de un arte maestro pa’ cerrarle la boca a la traviesa, previo dobladillo del piripicho, pasada limpia de la orejera y enhebrada del tiento; porque desde afuera parece poca cosa el asunto, pero ese es un arte como otro cualquiera”.
Orgulloso de su función y de su activa participación en la causa tricolor, llegaba al Parque Central, inflaba ostensiblemente las pelotas confiadas a su custodia, y desde el pitido inicial y a lo largo del partido se dedicaba a alentar constantemente a su cuadro. Sus gritos “¡¡Nacional, Nacional!! ¡¡arriba Nacional!! ¡¡Vamo’ arriba Nacional!!» eran una nota constante en el devenir del encuentro.
En aquel entonces, no existían infladores como en la actualidad y los balones eran hinchados a fuerza de pulmón, por lo que resulta fácil imaginar como resonarían los gritos de aquel talabartero en las canchas de la época.
Al estupefacto público que asistía a los partidos de fútbol en el 1900 le resultaba extraño que Prudencio se paseara de punta a punta, al borde de la cancha, alentando a los jugadores, lanzando gritos con su vozarrón y generando un clima que, hasta entonces, no se había visto.
Tan insistentes eran las ruidosas demostraciones de Reyes, que allegados y visitantes se preguntaban: “¿Quién es ese que grita?” La respuesta era unánime…“Ese es el hincha”… “El hincha pelotas de Nacional”.
El “hinchador” de Nacional ya formaba parte del espectáculo…
Homenaje al primer hincha del fútbol mundial
Don Prudencio fue justamente el que rompió con la seriedad reinante, se ponía al borde de la cancha y animaba con su imponente vozarrón de paisano oriental a los jugadores. Era tal su pasión por el fútbol y por Nacional, que vivía los partidos con una afición desmesurada, gritando cada pase y arengando al resto de los espectadores para que animasen al equipo de sus amores, armando un clima mucho más festivo que enseguida prendió en los asistentes y se hizo popular.
Poco tiempo hizo falta para que los gritos de ánimo de Reyes no fueran en solitario y para que a sus compañeros en la grada se les conociera como hinchada.
La palabra hincha se fue aplicando a los partidarios de Nacional que más gritaban en los partidos; más tarde se extendió a los demás clubes, cruzó el Río de la Plata, para luego proyectarse al resto del mundo.
Ese ser, el “hincha” significa muchas cosas, pasión, partidarismo sin concesiones, algo noble, algo patético, enfermos de una causa, integrantes de una religión, de mil maneras se ha hablado, escrito, comentado, filmado, etc. La adhesión de los individuos a una institución deportiva.
Eduardo Galeano, en su libro “El Fútbol a sol y sombra” dice entre otras cosas “jugar sin hinchada, es como bailar sin música”.