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UNA MUESTRA MÁS DE LO QUE GENERA NACIONAL

 

Compartimos con todos los bolsos esta historia increíble de un hincha tricolor llamado Richard, conocido en el Complejo América y en el barrio Colón como «El Yanki», quien se fue a Río de Janeiro a ver el partido entre Nacional y Fluminense haciendo dedo durante 22 días, pasando todo tipo de dificultades, incluido un momento muy duro en el que fue asaltado y temió por su vida. 

 

Cuándo decidió irse a dedo: «En el Parque cuando jugamos contra San Lorenzo. Si tocaba Ecuador o Colombia también iba caminando».

 

Qué lo llevó a tomar esa decisión: «El sentimiento, y también por lo que yo estaba pasando internamente, quería salir de mi entorno. Lo que he vivido acá fue espectacular. Los camioneros brasileros y los de las estaciones de servicio se portaron muy bien conmigo».

El momento más duro: «Hacía una hora que había llegado a Río y me asaltaron. El domingo de noche. Veníamos con un camionero, paró en la ruta unos segundos a hablar por teléfono, y se nos tiraron unos autos. Una persona se subió al camión y me apuntó con un revólver en la cabeza. Como me hablaba muy rápido en portugués, no le entendía. Él quería que yo le abriera la puerta pero se mandó por la ventana. Nos puso un revólver al camionero y a mí. Uno en cada cintura. Y nos decía que siguiéramos a un auto. Lo seguimos, y nos metieron a la favela. Cuando estamos llegando al medio de la favela, para la gente del barrio parecía que era un triunfo, festejaban. El camión llevaba asientos de autos. Yo estaba como acompañante. Los que nos robaron pensaban que era comida. Por eso todo el mundo festejaba. Yo miraba asombrado como festejaba toda la favela. Temí por mi vida, pensé que no salía más de ahí. Llegamos, nos bajaron, nos ofrecieron droga, cualquier cosa, a mí y al camionero. Descargaron todo en 15 minutos. Ví un niño que no tenía más de 8 o 9 años, con una pistola y escuchando por radio la sintonía de la policía. Tenían todos los datos. Cuando descargaron me decían, ‘uruguayo, contigo está todo bien, sólo queremos la plata’. Los últimos 60 dólares que me quedaban, se los llevaron. Nos fuimos, y nos dijeron ‘sigan, que en 1 kilómetro van a encontrar a la policía’. Y así fue. La policía nos custodió hasta un centro de camiones. La verdad los camioneros se portaron muy bien. Me dieron de comer, me pagaron el bus para venir hasta acá. Yo hice una promesa de que si pasamos a semis, que seguro sería contra otro cuadro brasileño, como yo pasé ese mal momento, ellos también se comprometieron conmigo en darme dedo y llevarme a cualquiera de los dos lugares [contra Bahía o Atlético Paranaense]».

 

Trabajó para conseguir dinero: «Llegaba a las estaciones de servicio y me hacía amigo de la gente de ahí. En Brasil se usa mucho lavar las ventanillas de los camiones, yo laburaba ahí para conseguir un plato de comida y que me dejaran dormir, para poder seguir avanzando. Gracias a Dios comí y dormí bien todos los días».

 

El gran gesto del «Cacique»: «100 dólares fue lo que llevé para todo. Y de ahí tenía que descontar para la entrada. Que al final me la regalaron. Me la regaló el ‘Cacique’ Medina. Nacional es una familia».

 

Quiere estar en el siguiente partido: «Espero hasta el 31 acá, en un lugar donde están los camiones. Si pasamos, los camioneros ya me prometieron que me llevan, o a Bahía o a Paraná».

 

Solidaridad de todo Nacional: «Es algo impagable, que no tiene precio. Llegar acá, ver a los jugadores. Yo llegué el domingo al lugar de los camiones, no me arrimé para acá porque me habían robado y no tenía plata. Los camioneros juntaron en estos días plata y me mandaron para acá, me pagaron un bus, porque ellos no pueden llegar hasta acá con los camiones. Cuando llegué acá, al primero que me crucé fue a Javier Moreira. Le di un abrazo, le dije ‘vamos Nacional, mirá lo que hice’, una emoción tremenda. Así como se portó bien él, se portó bien Medina, se portó bien Leo Romay que me trajo para comer, los guardias de seguridad, que también me consiguieron comida, no me puedo quejar, palabras mayores para todos».

 

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